15.12.08

5.12.08

Stalker desde chiquita

El otro día, a propósito de mi nick msn de "ayúdame a encontrar a Moncho" una amiga me manda un mensaje "yo también busco a Moncho" no mi perro -obvio-, sino un wey que le gustaba y era su vecino en residencias de cuando estaba en la carrera.

Y así supe que Moncho es de Veracruz y baila muy bien. A mi amiga se le había ocurrido googlearlo para ver qué era de su vida pero se le hizo medio friki y stalkeril. Y si, supongo... aunque en estos tiempos es raro googlear (o bueno feisbukear) a la gente? al menos alguien como yours truly que pasa casi todo el día en la red, pues es más "normal" que buscarlo en el directorio telefónico o preguntarle al amigo de la prima del vecino si conoce sus whereabouts.

Extrañamente -o no tanto- mientras platicábamos de los Monchos las palabras "vecino", "me gustaba", "hace mil años que no lo veo" me hicieron recordar algo de lo que ni sabía que existía en mi mente:

Resulta que hace uff años y años cuando era joven, bella, inocente y con todo el futuro por delante hice algo bien de thriller psicológico chafita al buscar al vecino que a mi me gustaba y que hacía mil años no veía.

Fue por allá del 97, recién había entrado a la ingeniería y nos llevaron a un viaje de "estudios" a Guadalajara. Ha de saber querido lector que yo viví en Guadalajara varios años (mi ciudad favorita por mucho tiempo anhelada) y en segundo de secundaria me fui con mi familia a Cuernavaca.

Pues tenía no uno sino varios vecinos, pero ah! ESE vecinito es el que recordaba. Llegué a esa colonia cuando estaba en cuarto de primaria y bueno el vecino de enfrente se me hacía muy cute, pero pus yo no me llevaba con muchos niños porque con tanto moverme de estado, ciudad, casa y escuela había empezado a desarrollar mi caparazón de "para que hago amigos si de todas formas me voy a ir y nunca los volveré a ver -drama-". Además venía de colegio de monjas, deee monjas y aunque en realidad nunca fui muy bien portada y mucho menos modosita de usar falditas y nunca subirse a los árboles y cruzar las piernitas al sentarse; pues la verdad es que tampoco veía muchos niños en el colegio y pues si... era timidona y medio torpe (que cada vez me hago mas wey tristemente)

Y así, varias veces espiaba veía al vecinito por la ventana jugando con otros niños de la cuadra (inequívoco síntoma stalkeril) pero no me atrevía del todo a unirme a los juegos hasta tiempo después cuando empecé a llevarme con las niñas y todos salíamos a jugar (porque en esos tiempos los niños jugábamos en la calle y aunque el nintendo existía y jugabamos horas y horas, no se comparaba a las guerras con globos de agua y tochito callejero)

Creo que estaba en quinto o sexto que surgió el verrrrrdadero amor por el vecino (culpo a las hormonas pre-adolescentes), que en gran parte se debió a que yo lo veía igualito a Joey McIntyre, así con todo y gorrita (menos los ojos azules) + lentes.


Oh si, era fan de los New Kids on The Block (en mi defensa diré que era joven and didn't know any better) y es que por ese entonces -creo, añitos más, añitos menos- mis gustos musicales eran tan poco definidos mi única influencia musical -no familiar- era la radio, pues me volví "fan" de TODO desde MC Hammer, Caifanes, Metallica, Elton John, Sinead O'Connor, Milli Vanilli (fo real), Michael Jackson y Guns N' Roses.

Pues si, el vecino no iba en la misma escuela (me sacaron -cough- del colegio de monjas y entré a una escuela pública) yo le presumía a mis compañeritas que MI vecino MI estaba igualito a ese wey y shalala. Ni qué decir que a veces las niñas de mi salón iban a mi casa a ver al vecinito y si y no y si y no pero era MI vecinito y el tipo ya sabía que existía y nos hacíamos ojitos y jugábamos nintendo juntos y awwwwww.

Total que mi romance con el vecino nunca fue oficial, aunque es posible que haya habido intercambio de fluidos en algún momento (que eso es un decir porque para mi los besos apasionados eran como los de película de los años 30, de aplastar mi cara junto a la tuya, no les dije que era bien inocentona?)

Pero llegó el día en que de nuevo nos mudamos y gurbai vecinito *snif* y como nunca he sido de "escríbeme y amigos por siempre" pues no me llevé ni su dirección, ni teléfono, ni hubo manera de seguir en contacto porque en esos tiempos ni sabía que existía el internet.

Por supuesto, el vecino se convirtió en uno de esos recuerdos memorables de niñez-pre-adolescencia y cuando mil años después volví a Guadalajara dije "he de ver al vecino".

Y es aquí cuando mis habilidades stalkeriles quedaron en evidencia y mire usted que yo no lo había notado realmente hasta la plática con mi amiga que recordé todo y pensé "OH MY FUCKING GOD, me asusto a mi misma"

Como dije, no tenía manera de contactar al vecino previamente así que mientras rodaba por la ciudad con Alex se me ocurrió lo más lógico del mundo: ir a mi ex casa y visitarlo. Claro, yo ni me sabía la dirección pero mis superpoderes psiquicostalkeriles encontré la forma de llegar a mi ex casa simplemente al recordar sitios conocidos. En uno de esos momentos en los que ni pienso que estoy haciendo toqué muy naturalmente a la puerta para preguntar por el vecino. Abrió su abuelita y resultó que ya no vivía ahí *snif* pero si cerca.

No me imagino lo raro que debió haber sido para la abuelita que llegara 6 ó 7 años después -y con un acompañante- preguntando por el nieto, pero al menos le dio gusto verme. Platicamos un rato de cuando éramos vecinos y obviamente le saqué la información de la nueva dirección del vecino.

Ahora, cualquier persona normal simplemente tendría un poco de sentido común (y vergüenza) y habría salido de ahí para no volver jamás (ni contar la historia en el futuro); pero evidentemente yo no soy normal. Lo más curioso es que ni siquiera fue ese mismo día que busqué al vecino porque todo el día había estado por allá y por acá y ya era bastante tarde cuando salimos de la casa de la abuela, tan tarde que ya ni siquiera alcanzamos camiones y como no teníamos dinero para un taxi, nos fuimos caminando al hotel, del que por cierto no sabíamos la dirección, pero de alguna manera me ubiqué (mis poderes, mis poderes) y llegamos en algún momento de la madrugada (que luego eso desató una serie de rumores, pero eso es tema de otro post)

Al día siguiente no tenía tiempo que perder puesto que sólo estaríamos 3 ó 4 días en Gdl y de nuevo, uno pensaría que después de una noche de sueño se olvidarían esos delirios de buscar al vecino como si de comedia romántica se tratara; pero noooo, no, no. Ese día no recuerdo si Alex me acompaño o no, considerando que él también iba a ver a una amiga que -como el mundo es un corico- resultó ser mi compañera en el colegio de monjas y cumplíamos años el mismo día turiruriruri.

El punto es que llegué a la casa del vecino y toqué y toqué y creo que estaba dormido, porque se tardó mucho tiempo en abrir, pero finalmente lo hizo y fuimos a perder el tiempo a plaza patria. No recuerdo qué fue lo que le dije cuando abrió, o si me reconoció, pero a mi ya no se me hizo tan parecido a Joey y en general fue un re-encuentro bastante anticlimático después de toda la actividad stalkeril que tuve que hacer para encontrarlo; aunque bueno, viendo las cosas en perspectiva me sorprende que no haya salido corriendo a buscar a la policía de la manera en que lo trackee.

Fuimos por un helado, platicamos de nomeacuerdoqué y nos despedimos, de nuevo sin dirección, teléfono o correo electrónico; regresé a Culiacán y nunca lo volví a ver.

Por cierto, querido vecino que me gustaba: si llegas a leer este post, juro que no te volveré a buscar, puedes dormir tranquilo.

3.12.08

Busco a Moncho

moncho!

Si eres de Culiacán y has visto a este perro, ayúdame a encontrarlo!


moncho

Moncho era mi perro y por n cantidad de circunstancias tuve que dejarlo ir, en un principio sabía donde vivía y lo iba a visitar, hasta que sus nuevos dueños pidieron que no lo hiciera porque se ponía muy ansioso después de cada visita. Eventualmente la familia que lo adoptó se cambió de casa y no supe a dónde.

Alguna vez (hace uuhhh) escribí sobre "el día que Moncho llegó a mi vida", no sé si alguien se acuerde o sepa quién es Moncho, considerando que este blog ha cambiado de domicilio como mil veces y los posts anteriores al 2006 se perdieron en el ether; pero si alguien (además de los viejos amigos) ha tenido la paciencia de "seguirme" (esa palabra no me agrada mucho pero no encuentro una mejor) a través de los años sabrá por qué Moncho -el perro imaginario- es tan importante.

Moncho saca lo más cursi que hay en mi y aunque todo mundo sabe que soy una pinche nena, en realidad pocos han experimentado mi cursiñoñez.

moncho

Moncho no es ni fino, ni educado y está medio loco; es travieso, se hace wey, chantajea con sus ojitos y es bien convenenciero pero para mi es lo máximo.

poncha

Moncho es mi pensamiento feliz.

PD. Abstenerse de chistes como "el otro día atropellé a un perro que se parecía a Moncho" y así porque me hacen llorar *snif*